sábado, 16 de mayo de 2015

Una clásica historia de boliche, con mucha imaginación

Una noche fría de Otoño se encontraba en el bar Lindolfo de la ciudad vieja, Eduardo Ache presidente de Nacional tomando un café a la espera de alguien.  La cuchara daba vueltas unas mil veces en el café revelando la impaciencia de Eduardo. Hacía media hora que estaba allí. Ofuscado busca al mozo para pedirle otro café. Mientras hace señas, una figura emerge, de traje, con una camisa con tres botones desabrochados, y lleno de cadenitas de oro.
Estrecha la mano de Eduardo y se sienta en la mesa. Francisco Casal. Paco se muestra sereno. Coloca una bolsa de LionDor y saca de allí un sobre. En ese sobre había varios papeles engranpados. Se los pasa a Eduardo.

- En la última hoja -dice Paco, - están la cantidad de televidentes que vieron en su totalidad los 300 minutos que duraron las finales entre Wandereres y Danubio del uruguayo pasado.

- ¡Cien mil! - dice Eduardo sorprendido. - Un buen número.
- No, cien. - responde Franciso ofuscado. - ¿Dónde viste los tres ceros?
- Ah, bueno, ¿y a dónde queres llegar con esto?.. ¿por qué me has citado?
- Tenfield esta pasando por una situación financiera complicada. El uruguayo pasado nos mató. Teníamos todo arreglado para que al menos Peñarol llegara a la final, pero Palma no quiso tranzar. No hubo forma. Como consuelo, por no ayudar se pudrió un año en la B. Pero este año no podemos cometer errores. Tenemos que recuperar el dinero perdido con finales entre Peñarol y Nacional.
- ¿Finales? - preguntó Ache un poco sorprendido y poniendo énfasis en la letra "s".
- Sí, finales. Imagínate la espectativa de la gente. Los noticieros dedicándole más tiempo al clásico que a la inseguridad . Uruguay enloquecido ante estos tres partidos finales. Imaginalo Eduardo. La cantidad de camisetas vendidas, la cantidad de publicidad en VTV. Como en el 2010, tenemos finales de nuevo entre los dos grandes. Previa de tres horas para cada partido, Pasión al culminar cada uno. Va a ser una fiesta.

- Pero, nosotros tenemos la posibilidad de si le ganamos a Peñarol este clásico dejarlo afuera de todo.
- Es verdad. Pero también tienen la posibilidad de mejorar económicamente. El fútbol es un negocio. ¿Te imaginas la recaudación en los tres partidos?. Además por la situación económica que tiene Tenfield, nos podemos ver obligados a cortar las donaciones que hacemos a Nacional. Tal vez si seguimos apremiados de plata, debamos vender algún jugador tricolor menor que tiene contrato con Nacional y eso sería una lástima para ustedes pues perderían dinero. Además yo los puedo ayudar a que recuperen el dinero que les deben por la transferencia de Munúa.
- Pero esto es un riesgo para nosotros -dijo Eduardo. - Tenemos ventaja en el uruguayo y la queremos aprovechar.
- Eduardo querido. Créeme que la ventaja se puede ir de la misma manera que llegó. Pese a la ventaja ¿estás seguro que Nacional va a salir campeón uruguayo?... Pueden pasar cosas. Un juez puede pitar un penal en su contra. Mira que soy muy amigo de todos los jueces. ¿Por qué todos hablan bien de Ubríaco?... ¿sabías que yo le pago un sueldo a él?... ¿sabías que los periodistas hablan bien de él pues hay una orden mía?... Acá yo hago lo que quiero. Sería una lástima que en este mandato no pudieras sacar campeón uruguayo a Nacional.
- Pero de la otra manera, corre el peligro que Nacional salga campeón pues nos estás haciendo perder toda la ventaja.
- No señor, - respondió Paco. - Ya está todo arreglado con Juan Pedro. La final la van a ganar ustedes. Van a ser campeones uruguayos. A Juan Pedro le interesa el dinero de las finales y poder jugar la Copa Libertadores para hacer lucir su estadio nuevo. Nosotros somos socios en el estadio así que nos conviene que Peñarol este en la fase de grupos de la próxima copa.

El mozo interrumpe la reunión, colocando sobre la mesa dos tazas de café y unas media lunas de jamón y queso que pidió Francisco. Francisco la agarra y comienza a ingerir la media luna. En ese momento le deja tiempo a Ache para que hable. Pero Eduardo, estaba sorprendido sin saber que decir.
Unos minutos después Paco deja de masticar para tomar la palabra.

- Podemos arreglar para que en la última final, sean locales ustedes, y obtengan la tribuna amsterdam.
En ese momento la cara de Eduardo cambia totalmente, una luz entra a salir de sus ojos que comienzan a mirar fijo a Casal con una sonrisa imposible de ocultar.
- ¡Acepto! - dijo Ache, con su voz más aguda, casi de niño antes de entrar a la pubertad.
- Tengo esto también para vos - Francisco sacó dos sobres. - Son dos pasajes a Río de Janeiro. El primero para el primer clásico, así no apareces en la prensa cuando pierdan. El segundo para la semi final, así en esos momentos tampoco tenes que dar la cara. Desde Tenfield lo mandé a Selza que recopile cosas buenas de tu gestión y las diga al aire. Aún no encontró ninguna pero cuando encuentre una, podrá agrandarla agregándole como cien sinónimos.

En esos momento se acerca un hombre con una cámara de fotos.
- No te preocupes Eduardo. Es un periodista del observador amigo mío. - dijo Paco.  En eso Francisco mira al periodista y le dice - La foto hoy no va, aceptó al trato, así que no saques nada.

Así la reunión quedó en el más estricto secreto. Salvo para nosotros que pudimos acceder a esta información.

-¿Algo más desean? - preguntó el mozo.
- Ya estamos. - respondió Paco. - Muchas gracias por tus servicios.